Entrevista con el Dr. Andrew Deutz, TNC

¿Cómo están impactando las finanzas de la conservación en la conservación de la naturaleza y qué está haciendo TNC para ayudar a promover estas inversiones?

Permítanme comenzar haciendo una distinción, porque el término “finanzas de la conservación” tiende a utilizarse en sentido amplio y en sentido estricto. En el sentido amplio, hablamos de la movilización de recursos y de cómo los gobiernos, la filantropía y el sector privado están proporcionando recursos financieros para apoyar la conservación. Eso incluye una amplia gama de cosas, desde la financiación pública para las áreas protegidas a inversiones privadas en la ecologización de las cadenas de suministro, o a la filantropía privada, etc. Luego existe un sentido más estricto de las finanzas de la conservación que considera la conservación como una clase de activos, por lo que busca oportunidades para que terceros inviertan en proyectos o actividades que tengan un rendimiento financiero de inversión, así como resultados positivos de conservación. En el sentido más estricto de lo que las finanzas de la conservación, como propuesta de inversión, están haciendo para la conservación de la naturaleza, diría básicamente dos cosas: una, está trayendo nuevas fuentes de capital para la conservación, y dos, está trayendo nuevos pensamientos y rigor a la forma en que hacemos conservación en algunos lugares.

Por ejemplo, NatureVest es la branca interna de inversión de impacto de TNC, y nuestro acuerdo más reciente fue una transacción de 130 millones de dólares para comprar tierras forestales en la región central de los Apalaches, en los Estados Unidos. Cambiando el uso de las tierras, pretendemos generar beneficios económicos para pagar los inversores, y al mismo tiempo lograr resultados de conservación. Los beneficios económicos se pueden lograr a través de una gestión forestal sostenible, vendiendo créditos de carbono en los mercados voluntarios y de cumplimiento de California, vendiendo madera certificada por el Forest Stewardship Council (FSC), o arrendando la tierra para actividades recreativas como la pesca, el senderismo, el camping, etc.

El punto es que 130 millones de dólares se utilizaron para comprar estas tierras. Son importantes para la biodiversidad, conectando diferentes parques estatales y nacionales, llenando vacíos en las vías migratorias, tanto para las migraciones anuales como frente al cambio climático, y generando múltiples fuentes de ingresos en lo que, de otra manera, seria un área económicamente deprimida. También está ayudando a la transición de la economía rural en esa parte de los Estados Unidos.

¿Cómo cree que el sector privado, a través de las finanzas de la conservación, puede ayudar a impulsar la conservación de la naturaleza y apoyar los ODS en general?

Cuando nos fijamos en los vínculos entre los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), y aquí voy a utilizar las finanzas de la conservación en ese sentido más amplio, la gran oportunidad es entender cuál es el riesgo al que las empresas se enfrentan debido a la pérdida de biodiversidad. Si las cuencas hidrográficas están siendo degradadas, ¿necesitarán invertir más en mejorar la calidad del agua para fabricar sus productos? Si los suelos están siendo degradados, ¿necesitarán invertir más en prácticas agrícolas mejoradas? Estos son riesgos físicos. También existen riesgos de mercado provenientes de consumidores que compran su Big Mac en McDonalds, pero no quieren que este Big Mac provoque una deforestación. Hay presión de los consumidores y la hemos podido ver en acción, sea con McDonalds en Brasil o Nutella en Europa.

Las empresas necesitan entender estos riesgos en sus cadenas de suministro. Por lo tanto, algunos de los principales aspectos impulsores en torno a toda esta noción de finanzas de la conservación es que las empresas están limpiando sus cadenas de suministro. Más de 1.000 empresas del Foro de Bienes de Consumo se han comprometido a reducir o poner fin a la deforestación en sus cadenas de suministro. Esto demuestra que las empresas están cambiando su comportamiento y aumentando su inversión en abastecimiento sostenible, lo que representa un gran beneficio para la conservación.

¿Por qué TNC, junto con la UICN y otras organizaciones, creó la Coalición para la Inversión Privada en la Conservación (CPIC)? ¿Cuáles fueron algunos de los desafíos?

En 2016, TNC estaba en modo start-up, trabajando en un puñado de acuerdos de inversión en conservación, y varios de nuestros asociados también estaban probando estas aguas. Todos estábamos logrando acuerdos relativamente pequeños, y pensamos que había una gran oportunidad si reuniéramos toda esa experiencia y conocimiento para comenzar a acelerar el desarrollo de esos acuerdos.

Por ejemplo, me contactó un inversor institucional de los Países Bajos que tenía 15 mil millones de dólares disponibles para apoyar acciones alineadas con los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Su comité de inversiones quería duplicar esa cantidad de dinero, por lo que vino a verme y me dijo: “TNC tiene este equipo: NatureVest. ¿Tiene alguna oferta que podamos ver?” Dije que sí, y en ese momento ya teníamos seis acuerdos de un promedio de alrededor de 20 millones de dólares cada uno. Me miró y dijo: “No puedo resolver un problema de 15 mil millones de dólares en incrementos de 20 millones. Cuando esté en la etapa de 100 o 200 millones de dólares, vuelve y hablaremos.”

El reto al que nos enfrentábamos era que estábamos haciendo inversiones a pequeña escala, únicas y cuasi-confidenciales. A nuestros asociados filantrópicos les encanta eso, pero los inversores institucionales lo odian. Los inversores institucionales quieren opciones grandes y aburridas: quieren cosas que se han hecho antes y que siguen un modelo probado, a una escala que vale la pena levantarse de la cama para invertir.

La idea de CPIC era reunir a los diferentes actores de este espacio y colaborar y compartir ideas para comenzar a ampliar estas inversiones y aprender unos de otros. Uno de los grandes desafíos a los que nos enfrentamos en CPIC fue cómo pasar de una variedad de acuerdos únicos de 10-20 millones de dólares a replicarlos y agruparlos en un producto de inversión probado en el que un inversor puede poner 100 millones de dólares y realmente tener confianza de que recuperará su dinero con un rendimiento positivo. El acuerdo en los Apalaches es de este tamaño, y la cartera de inversión en conservación está creciendo.

¿Si usted pudiera escoger un tema que será abordado o una nueva idea que será discutida en el Congreso Mundial de la Naturaleza de la UICN, cuál sería?

Por mucho que odie el término “integración” en la convención sobre biodiversidad, creo que en realidad es lo más crítico que debemos abordar. Entonces, si tuviera un mensaje que me encantaría que el Congreso Mundial de la Naturaleza entendiera, es el hecho de que lo que el CDB llama agenda de integración, es decir, cómo integramos la biodiversidad en el sector agrícola, el sector de infraestructuras, el sector urbano, el sector energético, esa agenda es en realidad la misma que la agenda financiera.

Por lo tanto, la “integración”, siendo a favor de la naturaleza, y generando las finanzas y diseñando las políticas y los incentivos y estructuras regulatorias subyacentes para mover el dinero a donde necesita ir, en realidad es una sóla agenda complicada e interrelacionada.


Sobre el Autor

El Dr. Andrew Deutz es el Director de Política Global, Instituciones y Finanzas para la Conservación en The Nature Conservancy (TNC). Es experto en derecho ambiental internacional, política y diplomacia. Dirige el trabajo de política global de TNC que abarca las áreas de biodiversidad, cambio climático, desarrollo sostenible y finanzas para la conservación, así como supervisa las relaciones con organizaciones internacionales, bancos multilaterales de desarrollo y agencias de ayuda extranjera.
 
Antes de unirse a TNC, ocupó varios cargos de liderazgo en la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza y también se desempeñó como negociador forestal interino para el Departamento de Estado de los EE.UU. y como asesor de políticas forestales del Banco Mundial. Tiene un doctorado en Derecho Ambiental Internacional de la Facultad de Derecho y Diplomacia Fletcher.

 

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