Estábamos en una conferencia donde 4.000 biólogos y expertos se habían reunido para discutir de la pesca. “El salmón necesita los árboles y los árboles necesitan el salmón.” Explicó cómo el salmón come insectos que dependen del bosque y, a cambio, los bosques reciben nutrientes que el salmón aporta a las zonas de desove. Ella tenía razón, por supuesto. ¡Todo está conectado! En el mundo de la protección de la naturaleza, nos centramos en establecer objetivos para las especies, los hábitats o ciertos ecosistemas, pero a veces ignoramos las conexiones entre todos ellos. Uno de los aspectos únicos de las especies migratorias es que conectan. No sólo conectan los ecosistemas, como lo hacen los salmones con los océanos y los bosques, sino que también pueden conectar a las personas. 

Me di cuenta de la fuerza de esta conexión hace años, cuando formaba parte de un acuerdo internacional para proteger humedales (la Iniciativa para los corredores migratorios de Waddensea). Nos reunimos todos para firmar el acuerdo oficialmente y dimos un breve discurso. Y entonces sucedió... Uno de los representantes africanos comenzó a hablar de “nuestras aves”, las aves que migraban a sus humedales africanos cada año, permaneciendo allá durante meses. ¡Eran las mismas aves que, cada año, pasaban por mi país, en Europa, durante unas semanas! Por supuesto, racionalmente, ya lo sabía, pero en ese momento sentí que compartíamos algo cercano a nuestros corazones. Este sentimiento compartido dio a todos una motivación extra para cooperar.

Creo que el reconocimiento de las conexiones es valioso, no sólo para la protección de las especies, sino también para la sociedad en su conjunto. Con las crecientes tensiones internacionales, ¿no vale la pena identificar todos los temas que animan a las personas de todo el mundo a conectarse?

En este contexto, me parece tan extraño que tendamos a pasar por alto un grupo entero de especies que son relevantes para tanta gente: ¡los peces de agua dulce! He conocido a muchas personas, a lo largo de mi carrera, que pasan gran parte de sus vidas alrededor de los ríos, la naturaleza y los peces, y me he dado cuenta de que muchos de ellos están frustrados por la falta de atención a los peces de agua dulce. Un desafío a superar es que no vemos a los peces muy a menudo. Muchas personas no conocen sus actividades diarias ni las arduas migraciones que emprendan a lo largo de su vida. ¡Cambiemos eso! 

Hace varias décadas, se estableció el concepto de corredores migratorios y, desde entonces, ha tenido bastante éxito para la movilización de la protección internacional de las aves. Ahora, esperamos hacer lo mismo con los peces de agua dulce usando lo que llamamos “corredores acuáticos”. Junto con socios como la UICN, la Universidad de Cambridge y el UN WCMC, elaboraremos el primer mapa mundial de las principales rutas migratorias de los peces de agua dulce.  Las personas que viven a lo largo de los corredores acuáticos pueden estar conectadas a través de su amor y necesidad por especies como la anguila, el salmón, la trucha o el pez espinoso, y saben que la naturaleza depende de ellos para su equilibrio natural. ¿Puedo pedirles que se unan a nuestros esfuerzos para mapear los corredores acuáticos mundiales? Juntos podemos descubrir cómo se relacionan con otros sistemas, incluyendo la civilización, e identificar cómo la abundancia de peces de agua dulce puede ser mejorada. ¡Conectémonos!

Los ecosistemas de agua dulce serán un importante tema de debate en el próximo Congreso Mundial de la Maturaleza de la UICN 2020, en Marsella, Francia. 


Sobre el Autor:

Arjan Berkhuysen es el Director Ejecutivo de la Fundación World Fish Migration

 

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