OBSERVANDO que muchos paisajes extensos en todo el mundo son compartidos por ganado y especies silvestres, y gestionados por ganaderos y gestores de la vida silvestre;

OBSERVANDO ADEMÁS que la cabaña mundial registra un aumento continuo, pero, por otra parte, la diversidad biológica en su conjunto, en particular las especies silvestres, está disminuyendo;

SEÑALANDO la importancia socioeconómica y cultural del pastoreo para muchas comunidades locales;

SEÑALANDO ADEMÁS la importancia vital de esos paisajes para la conservación de la diversidad biológica, especialmente de muchas especies de grandes herbívoros y sus depredadores;

RECONOCIENDO las posibilidades de compatibilidad ecológica entre determinadas prácticas ganaderas y las especies silvestres;

RECONOCIENDO ADEMÁS que las comunidades locales, el ganado y las especies silvestres comparten los mismos riesgos para la salud y la misma situación sanitaria;

PREOCUPADO porque la interrelación entre el ganado y las especies silvestres, y entre los ganaderos y los gestores de vida silvestre, a menudo es fuente de desafíos, tales como la competencia por el espacio, el agua y los pastizales, lo que puede conducir al pastoreo excesivo, la propagación de enfermedades, incendios incontrolados, la caza furtiva de especies silvestres, etc.;

RECONOCIENDO ADEMÁS que las comunidades de pastores, el ganado y las especies silvestres tienen las mismas necesidades de recursos para su salud, y que el ganado y la fauna silvestre comparten riesgos comunes para la salud;

PREOCUPADO TAMBIÉN porque los fenómenos meteorológicos y climáticos extremos, junto con los cambios en el uso de las tierras y otros factores causantes de la degradación de los ecosistemas, pueden agravar los riesgos sanitarios compartidos por los animales domésticos y silvestres, y las personas, reforzando la necesidad de un enfoque multisectorial y coordinado basado en la salud compartida;

PREOCUPADO ASIMISMO porque las interferencias negativas entre el ganado y las especies silvestres, por un lado, y entre los ganaderos, agricultores y los gestores de la vida silvestre, por el otro, pueden tener consecuencias perjudiciales directas e indirectas para la biodiversidad; y

PREOCUPADO TAMBIÉN porque estos efectos perjudiciales reducirán la capacidad de las actividades basadas en la vida silvestre para contribuir de manera sostenible a la economía y al bienestar humano;